LA VÍCTIMA DE LA IMAGEN II:
Ensayo sobre la construcción y deconstrucción del sujeto público a partir de la imagen
En el primer escrito hicimos un recorrido por la vida de Maria Antonieta aplicando todos los conocimientos adquiridos acerca del concepto de estética y los diferentes períodos históricos del arte. En segundo texto vamos a tratar la imagen, la comunicación y la publicidad, y la ética y estética de la persuasión; como temas que de igual forma nos ayudan a comprender la construcción y deconstrucción del sujeto público a partir de la imagen.
En la reflexión crítica que nos proponemos surgen tres aspectos que queremos abordar acerca de personaje y son: La presión social con respecto al cánon de belleza, el consumismo y el factor económico-social. Nuestro objetivo es realizar un paralelo entre Maria Antonieta y nuestro contexto espacial y cultural.
La presión social con respecto al cánon de belleza
Este apartado nos lleva a repensar a Maria Antonieta en su aspecto físico. Siendo todavía una niña fue obligada a comportarse y vestirse como una mujer. Su madre quiso que fuese y se formase para ser reina y comenzó con esta labor desde la infancia de su hija.
Desde pequeña Maria Antonieta fue obligada por su madre a asistir a clases de etiqueta y a vestirse con trajes ajustados y peinados que requerían de largas horas de preparación. Todo padre quiere lo mejor para sus hijos, pero ¿hasta dónde es sano éste sentimiento?, ¿Que una niña se alimente deficientemente para no engordar, o que como en el caso presentado en las noticias[1], una madre estadounidense aplique botox a su pequeña hija para que participe en concursos de belleza, les beneficia sicológica y físicamente a ellas?
En el mundo, e incluso en nuestro país los estereotipos de belleza -que han variado a lo largo de la historia- son los que rigen la vida de muchas mujeres. Sin importar los sacrificios, el costo económico ni físico, se hacen desde dietas hasta cirugías para adaptarse al grupo social. Y es que la publicidad al contrario de lo que podría pensarse no es usada para vender productos, sino estilos de vida, formas de pensar y actuar. Ser popular requiere tener una imagen y hasta hay quienes se dedican a esto.
Ver la imagen de Maria Antonieta podría denotar belleza, glamour, riqueza, tal vez podría generar en nosotros el deseo de tener tales atributos, pero interpretar desde nuestro contexto, como “estudiosas” del personaje, y connotar la imagen de Maria Antonieta tendría un resultado totalmente opuesto. No desearíamos su suerte, ni envidiaríamos sus posesiones tras conocer el costo moral que le trajeron.
Consumismo: Antes, durante y después de Maria Antonieta
En la actualidad las ciudades se encuentran saturadas de publicidad, la cual guía indirectamente estilos de vida de individuos, creando de esta forma estereotipos en la sociedad, modelos construidos a raíz de imitaciones estilísticas de formas y productos de un pasado histórico, en el cual ya estaban aceptados y consumidos.
Tanto en la época actual como en la de la glamurosa y frívola reina de Francia, María Antonieta de Austria; se reflejan estereotipos muy marcados los cuales de una u otra manera connota su lado negativo.
¨No eres tú quien la elige, es ella quien te elige a ti¨. Con esta frase aludimos al concepto de publicidad, la que crea necesidades de consumo dando lugar al consumismo, el resultado de anuncios que contribuyen a un gusto colectivo en las sociedades. Estos varían según la época.
En la legendaria historia de María Antonieta, se puede ver reflejado claramente el consumismo a raíz de una presión potencial como lo es la política; a raíz de su status social se ve obligada a cumplir con un perfil ejemplar de reina a sus cortos 12 años. En medio de esta penuria, la personalidad de Antonieta se desborda convirtiéndola en una mujer rebelde, llevada de su parecer, importándole únicamente su beneficio; es aquí, donde sobre pasa el límite de consumo; En comidas, bebidas, fiestas, vestidos y zapatos, llevando su reino a la quiebra.
Actualmente vivimos inmersos en espacios contaminados de publicidad, que de una u otra forma generan estereotipos tanto ideológicos como físicos, que se consumen por gusto, mas no por necesidad: una prenda, un objeto, llegar al prototipo de belleza definido por la sociedad, son objetivos del mismo consumismo al que estamos sometidos, teniendo como fin un status social ejemplar.
Sin importar a que clase socio-económica se pertenezca, constantemente faltará dinero para comprar algo extra e innecesario, es por ello que terminamos dándoles el éxito y el poder a aquellas personas que logran hacernos creer que necesitamos lo que ellos nos ofrecen por medio de publicidades que terminan invadiendo nuestro entorno y asfixiándonos de contenido.
Además, con lo anterior, podríamos llegar a la conclusión de que la publicidad es un arma de doble filo, la cual debemos manejar cuidadosa e inteligentemente, connotando y denotando cada producto que nos ofrecen, ya que la publicidad no propone un objeto en sí, sino, una forma de entender el mundo seduciendo al consumidor y llevándolo a pensar que entre tanta violencia y tanta tiranía ciudadana, lo único amable y placentero que existe son los mensajes publicitarios que nos ofrecen una vida sin problemas, recreando en nuestras mentes un mundo perfecto. Un mundo donde los productos de los que poco se habla de su contenido y cuyo objetivo es tan sólo el de enamorar a primera vista al consumidor. Es decir: Sólo la promesa de más imágenes nos hará disfrutar porque: “la eficacia publicitaria se funda en la certidumbre de que esta promesa de coincidencia, de reconciliación, entre el deseo activo y el producto que aparentemente lo satisface, nunca será colmada”. (Caro, 1944:19).
Es por eso que (Dichter1961)[2] la publicidad no vende productos: compra clientes. Y es que desde muy pequeños los medios masivos de comunicación, se han encargado de vendernos todo, incluso inconscientemente; dándonos a entender que determinada marca es la mejor para nosotros; y que sus productos son los únicos que pueden llenar esos espacios vacíos que empobrecen nuestras vidas y los cuales sólo llenamos comprando, cayendo fácilmente a la compra por impulso, que es cuando compramos algo porque nos pareció atractivo, porque lo vimos en un comercial o simplemente por comprar. Y es por esto que compramos muchas veces más de lo planeado.
Quizá esto mismo le pasaba a Maria Antonieta, al ver que lo tenía todo, mas no sentía nada, dedica su vida vacía y sin sentimientos a las fiestas, el libertinaje, las compras obsesivas por trajes y zapatos, además de los innumerables platos de comida que pedía en el día, buscando saciar una sed en busca de la felicidad que para ella sólo podía saciar la extravagancia del comprar, es decir en el consumismo, la felicidad que ausentaba a partir de su compromiso con el delfín Luis XVI, futuro rey de Francia.
Dicen que el dinero no es felicidad, pero si no se tiene, deteriora nuestras vidas. Ya que el hombre desde hace miles de años se ha empeñado por obtener cada día más dinero, con el fin de consumir más cosas, incluso innecesarias en búsqueda de la “felicidad”.
Tras pasar el tiempo. Los iconos, las modas, las épocas, los mensajes publicitarios y las estrategias de cómo vender un producto varían, pero el consumismo siempre permanecerá constante, llenando esos vacíos por medio de imágenes persuasivas. Porque la publicidad no sólo invita al consumo de bienes sino que se convierte en el bien más consumido.
El factor económico-social
Lujos y excentricidades, además de rumores, alimento para el pueblo como ya lo habíamos visto, lo repulsivo especialmente como atracción negativa que resultaba ser la imagen. La presencia de María Antonieta, forma una brecha no sólo económica por su clara relación de poder con el pueblo, sino social por la poca aceptación que se tenía de ella, el desconocimiento de su vida y de su actuar por fuera de lo totalmente público
Su cuerpo y la manera como estaba adornado por costosos atuendos, la forma en que lo cuidaba, los lujos desmesurados que se daba y un actuar no muy acorde con el sistema moral de la época, hacían que el pueblo se cuestionara sobre qué representaba María Antonieta para Francia, cuáles eran sus funciones como reina, qué les podía ofrecer para que tuviera una aceptación por sus méritos, no por la simple imposición de las cuestiones formales.
Estableciendo un punto de comparación con este personaje, está Kimora Lee Simmons es modelo, escritora, presidenta y directora creativa de su empresa Phat (relacionada con la industria de la moda utilizada en el hip hop) tiene dos hijas y es divorciada. tiene un programa que se trata sobre su día a día llamado Kimora: Life in the Fab Lane, el cual “se centra en su vida como madre y presidenta de Phat Fashions.” ( wikipedia – kimora Lee Simons)
En comparación con Kimora, ambas representan belleza, vida lujosa, las dos fueron formadas de acuerdo a unos criterios de conveniencia sobre todo familiar “adecuación al fin”; en ambas al parecer su imagen es un producto el cual mientras invita a ser contemplado, deseado, irónicamente aleja a las personas
Adornos representan su poder y belleza, una es la reina de Francia un ícono de la moda entre grandes e importantes personajes de su época, otra es la reina de la industria de la moda del hip hop para mujeres, así que se puede observar que la imagen, lo que querían mostrar juega un papel fundamental en la vida de ambas y en la del “consumidor”.
La belleza es pensada de modos diferentes, es tan subjetiva que puede ser cambiada su concepción los criterios que se tiene sobre ésta simplemente al mirarla con los ojos de cada poder (económico, social, cultural…) “la redención romántica de lo feo” (Módulo de Estética de la Imagen)
La interpretación de la imagen del sujeto público es un elemento sensible de ser manipulado, por ejemplo con María Antonieta, basado en la película, en el momento en el que se encontraba en el campo con su hija vestía de modo diferente, más sencilla, lo cual crea un ambiente de amor filial, que la muestra en un campo totalmente al que se le conoce,; por su parte Kimora Lee Simons, en el programa que muestra su vida diaria, destacan la relación, el vínculo tan fuerte con sus hijas, incluso ella dice “trabajo va y viene, maridos van y vienen, pero al final del día sólo somos mis hijas y yo” lo cual conduce nuevamente a las críticas y el rechazo, en nuestro personaje público por el pueblo, otra realeza y en la reina de las prendas y adornos “escandalosos” que ha sido figura de grandes polémicas, rechazadas por muchos diseñadores, que también la acusan de utilizar su imagen como madre y la de sus hijas para un único beneficio lucrativo, es acogida por las mujeres que compran sus prendas, pues se ve reflejado el deseo de sentirse mirada, envidiada, perfecta “lo de menos son las cualidades del producto: lo que de veras importa es seducirte con el fin de hacerte creer algo” (tomado del Módulo de estética de la Imagen)
Somos los clientes comprados por la “enunciación publicitaria” negativa que se ha realizado en torno a esta figura, connotamos casi que en un sentido unidireccional y negativo al sustraer a María Antonieta de su intimidad, la parte más importante de su vida al adoptar opiniones y juicios deliberados que activa nuestro deseo de consumo .
La humanidad en todas sus épocas ha estado sumergida en una “iconósfera publicitaria” que ha absorbido, ha seducido a todo tipo de consumidor, especialmente a partir del siglo XX, “la era de las comunicaciones” donde los medios masivos han llegado a configurarse como parte de la canasta familiar en algunos países, donde hay un televisor en casi todo el mundo, donde la internet ya no está a nuestro servicio sino que sucede exactamente lo contrario. La comunicación ( poner en común) es un arma tan poderosa que expresa lo que somos y en la época de María Antonieta esa atmósfera de doble dirección que se creó en torno a ella, llevó a la imitación, pero también a la contaminación; todos desearon estar a su altura, pero todos impusieron una forma, un estilo de verla, la simplicidad de que la empatía se suprimiera o se cambiara por rechazo, pierde credibilidad, acogida, el reconocimiento de Francia, sus intereses, representados en una de sus grandes figuras; el consumismo ha cambiado al hombre, ha cambiado muchas veces su sistema de valores, su influencia es como la energía, se transforma, incluso evoluciona, pero no se destruye; el contexto cambia, las personas, el tipo de consumidor, el auditorio es heterogéneo, es anónimo, pero no deja de ser consumidor.
RELACIÓN DEL TEXTO FEALDAD AJENA, LO KITSCH Y LO CAMP VS MARIA ANTONIETA
El concepto de fealdad, igual que el de belleza, depende no solo de la época o la diversidad cultural, sino también de la subjetividad del sujeto sobre el objeto. María Antonieta de Austria fue en su época conocida para algunos como símbolo de belleza y feminidad, para otros como mujer excéntrica y loca.
En el documento definen claramente los términos kitsch y camp como exageraciones tanto de formas y colores como de posturas.
En cuanto a lo kitsch es muy poca la similitud que se encuentra con la vida de esta tan recordada reina de Francia, ya que por pertenecer al grupo de personas de clase alta, sobresalió por su buen gusto, su entorno fue siempre agradable e iba acorde con los cánones de belleza de la época, tanto en colores, formas y estilos. Cánones que han ido evolucionando.
Por otro lado haciendo referencia a lo camp, como mezcla de banalidad, marginalidad y exageración, en María Antonieta esto se ve en sus peinados extravagantes de casi 60 cm aproximadamente, que para esa época era símbolo de poder y orgullo, lujosos vestidos y zapatos que compraba casi todos los días del año. Además de los miles de postres y comida que hacia servir a su mesa.
A manera de conclusión, es la subjetividad del sujeto la que determina que puede ser considerado kitsch o camp, según la cultura y época en la que se encuentre inmerso el personaje. Actualmente puede tomarse como camp la imagen de Maria Antonieta pues en el canon de belleza que se tiene ahora, no es bien visto el exceso de joyas, vestidos y demas accesorios que demuestren superioridad, ya que ha ido abriendo lugar el estilo kitsch en la sociedad.
RELACIÓN DEL TEXTO LO SUBLIME VS MARIA ANTONIETA
Lo Sublime lo podemos relacionar con el personaje público que venimos trabajando en la medida en que durante el siglo XVII, los conceptos de Longino sobre la belleza gozaron de gran estima, y fueron aplicados al arte barroco, del que Maria Antonieta estuvo influenciada lo cual se pueden apreciar en sus vestidos, de gran belleza y muy elaborados.
Además tomando como base la relación de lo sublime y la pena, contrastamos el momento en el que Maria Antonieta es llevada para su ejecución y aun habiendo perdido en gran parte su belleza y estando despojada de sus lujos, lleva la frente en alto orgullosa hasta el último momento. Este momento fue retratado por el pintor Jacques-louis David y transmite la sensación de grandeza de la Reina en un momento tan infeliz.
Catalina Ortiz
Catalina Ortiz
Un momento que se puede considerar como sublime en la vida de María Antonieta, es el estado de paz consigo luego de haber experimentado profundos sentimientos y emociones el día en que la acusaron de incitar y provocar a uno de sus hijos a juegos sexuales; ya no sentía temor ni dolor, pues expresó lo que venía de su alma, alcanzando finalmente un estado de éxtasis, de alegría, de liberación de todo lo corpóreo, algo incontrolable que iba más allá de sus dominios (experiencia en la que predomina el carácter moral, pero es la naturaleza, la condición del ser humano, sin escudos, sin máscaras que demostraron su fragilidad, su pequeñez ante el mundo, ver que su “poder” Se encontraba doblegado ante situaciones que escapaban de su alcance).
María Antonieta era considerada como símbolo de belleza, lo cual según Friederich Schiller en “L o bello y sublime” es una expresión de libertad pero que no va más allá de la que disfrutamos como hombres en la naturaleza; así pues, la imagen que se tiene y representa comúnmente esta reina no permite conectarse con la obra (ella misma), porque no hay relación entre el cuadro y el pueblo como espectador, no hay una exigencia de la naturaleza y del corazón que les permita experimentar profundas sensaciones como pena y alegría, frustración por no poder dominarlo o alcanzarlo o de que sea algo posiblemente efímero y deseen captar su esencia; la percepción que se tenía de la reina era una muralla de poca credibilidad que imposibilitaba un verdadero acercamiento, defraudando a quienes querían o esperaban creer en ella y aunque pretendiera realizar buenas obras su falta de tacto con Francia arrojaban los mismos resultados.
Aun así, es innegable que el amor de una madre por sus hijos sea un sentimiento asociado a lo sublime, porque parece no tener fronteras ni poder ser dominado por la mano humana.
La luz del día que pocas veces pudieron ver la familia real tras ser atrapada, los conectaba con experiencias de lo sublime, de tranquilidad, de sensaciones cargadas de emotividad que les señalaban que todo pronto iba a terminar.
Daniela García LA VÍCTIMA DE LA IMAGEN
“Ella no quiere ser gobernada, ni dirigida, ni siquiera guiada por las
personas entendidas. Esta es la cuestión hacia la cual todos sus
pensamientos parecen, hasta el presente, estar concentrados. Fuera
de esto, no reflexiona demasiado, y el uso que ha hecho, hasta el
momento, de su independencia es evidente, pues sólo se ha
preocupado de la diversión y la frivolidad”
Para comenzar, es preciso reconocer a María Antonia Josefa Juana de Habsburgo-Lorena, reina de Francia entre 1774 y 1793, como ejemplo para comprender la función persuasiva de la imagen para la construcción y desconstrucción del sujeto público.
Cuando se hace un rastreo de la información publicada en la red, un sinnúmero referencias cuentan la historia de María Antonieta como una mujer que tuvo una infancia llena de comodidades y complacencia por parte de su madre, falta interés por los estudios y poca suerte con los artes que quisieron enseñarle. Más tarde y ya como reina, se le acusa de haber conspirado contra Francia y haber malgastado los recursos del reino. Todo esto la muestra como una mujer con rasgos de frivolidad que tuvo una vida marcada por los excesos.
a pesar de la belleza de Antonieta, una joven espléndidamente formada, con rostro oval, un cutis de color entre el lirio y la rosa, unos ojos azules y vivos, un cuello largo y esbelto y un caminar digno de una joven diosa, tenía un gran defecto que se ve reflejado en la filosofía de Demócrito, “la belleza del cuerpo es animal, si no hay inteligencia en su fondo” (basado en conceptos de clase de estética de la imagen); así pues, reconoce la belleza espiritual y corporal, lo cual hace ver que en María Antonieta ésta era incompleta, pues sólo alcanzaba los sentidos y pocas veces la razón, lo cual la llevó a ser una figura de grandes polémicas.
Pero ¿sirve la belleza para ser feliz? Aquí cabe resaltar el período Helenístico, donde se preguntan no en qué consiste el arte y la belleza, sino en si estos dos elementos son base para la felicidad; pues bien, se encuentra ligado a la teoría Hedonista, la cual establece
que la felicidad se logra al entregarse a los placeres, asociado a que después de su boda, María Antonieta se dedicó a la diversión, el libertinaje, los juegos y la moda, comportamiento que fue criticado y mal visto por el reino francés y austriaco. Pues mientras el pueblo trabajaba arduamente y pasaba hambre, ella se divertía comprando joyas y vestidos de gran valor, lo cual fue uno de los detonantes para llevar al pueblo francés a revolucionarse.
Como derrochadora, imprudente y burlona, fue pintada por la prensa María Antonieta, cuando se le atribuye una cercanía con otro hombre, encuentros clandestinos con el conde Fersen, su supuesto amante, siendo prontamente conocida entre el pueblo con el despectivo mote de "la austríaca". María Antonieta pronto se convirtió en símbolo escandaloso de la corte de Europa. Trataba de agradar y de obrar con acierto, pero no lo conseguía, no poseía la sensibilidad para relacionarse con su pueblo. Esta clara muestra de falta de “recepción estética”, muestra como el pueblo francés recibe, pero no se identifica con el sujeto y menos con sus actos, así que el principio de empatía está lejos de incursionar en esta relación; de igual manera, retomando las fases de dispersión y de ausencia, propuestas por el crítico de arte José Jiménez, se resalta cómo la gente juzgó de manera superficial y mediática dos momentos muy importantes en la vida de María Antonieta: el cuadro en el que se despojó de tantos lujos y el momento de su encuentro con la muerte.
Ahora bien, si existe una tendencia a buscar lo novedoso para diferenciarlo de lo tradicional y si se asocia con la necesidad de María Antonieta de destacar, innovar, imponer, de ser superior, junto con el concepto de “simulacro” dentro de lo “exótico y lo novedoso enunciado dentro de las categorías estéticas, y si se toma como elemento “lo que se ve no es real, sino que simula ser real, ¿qué hay más allá de los lujos de María Antonieta? Nunca se preocupó por llenar su intelecto, su ortografía era pésima, solo manejaba el idioma francés, su matrimonio se encontraba basado en conveniencias políticas y económicas, más no en amor, se valía de los criterios y conveniencias de sus amistades.
Así pues, “se inició un proceso en contra María Antonieta el 14 de agosto de 1793 el fiscal Tinville hace declarar al Delfín contra su madre. Delante del tribunal, el niño acusó a su madre y a su tía de haberle incitado a la masturbación y haberle obligado a ciertos juegos sexuales. Indignada, María Antonieta, pidió a las mujeres del público que la defendieran” (http://es.wikipedia.org/wiki/Luis_XVII_de_Francia - Luis XVII de Francia).
Una madre amorosa, que perdió a sus hijos ya fuera por sus muertes o por falsas acusaciones ante los tribunales en los que la juzgaron que fueron sus enemigos no porque la condenaran a muerte, sino por las palabras que hicieron que Luis XVII dijera ante el pueblo, que era una madre que jugaba con él de manera erótica, influenciándolo sexualmente. Este momento de su vida marcó a las madres del pueblo francés, y demostró su amor por su hijo, les pidió conciencia sobre cómo una verdadera madre haría eso, cómo si una madre sólo procura el bienestar de sus hijos.
Esta fue su caída, aunque siempre tuvo la frente en alto, ese momento la marcó de tal manera, que su cabellera perdió color, fuerza y brillo, no comía, no dormía y al momento de ser llevada a su muerte, todos vieron cómo se encontraba no sólo físicamente por su demacrada figura, sino la tristeza que había en sus ojos desde que otros mal influenciaron a su hijo; es una clara muestra las condiciones en las que se encontraba la reina de lo que se podría tomar como feo, por el agotamiento, la senectud, la privación de la libertad, el descoloramiento capilar, hay fealdad espiritual. Una mujer que se dio una vida lujosa y excéntrica, pero que precisamente fueron detonantes para que el pueblo se fuera en contra de ella, inventando rumores que alimentaron a los franceses hasta el final de su reino.
El concepto de repulsión evidenciado en los criterios y categorías estéticas de módulo de Estética de la Imagen, perteneciente a la facultad de comunicación, habla de cómo se concibe lo repulsivo como algo que causa rechazo, reacciones incontroladas y eso precisamente se ve enmarcado en los sentimientos, las reacciones de la gente de Francia en contra de su reina quien fue considerada en un comienzo como un modelo, un prototipo a seguir y que finalmente sólo representaba pobreza del pueblo, lujuria, mala influencia entre otros término que personificaran y abarcaran el mal momento , la crisis por la que pasaba Francia en ese entonces.
Entra a colación la relación que tiene este personaje con Marina Abramović, la cual representa en este momento a la mujer que se cuestiona por su papel en la sociedad, hasta qué punto debe someterse a los cánones que le son impuestos para que la concepción de la belleza sea asertiva y encajen en ella; por su parte María Antonieta era quien imponía el sentido de la belleza ante Francia en aquella época, pero que se ajustaba a la belleza que ya se había impuesto entre los de su clase; el ideal de mujer perfecta fue construido desde que apenas era una niña, cuando se entera a sus doce años de edad que va a ser desposada por el príncipe de Francia; y desde entonces su madre se esforzó para hacer de ella una mujer bella y aplicada. Además hacer de la cabellera de la infanta una versallesca torre dorada llena de bucle, símbolo de poder y glamour, así que Abramović muestra la condición de “lo repulsivo como atracción estética”, al tener un sentido, un propósito identificado e intencional desde un principio, mientras que en María Antonieta se distinguen lo repulsivo como atracción estética, a medida en que se indaga por su vida y sus actos, encontrando sentido en algunos sucesos, pero también lo repulsivo como atracción negativa, pues en la documentación que existe sobre ella, narran cómo su cuerpo se envejecía, se deterioraba, cómo la llevó su sufrimiento a verse como una simple mujer más, alguien que moriría como un vándalo de la época.
En este punto, el concepto de “el gusto por lo horrible” se evidencia en las ejecuciones, a las cuales asistían las personas, especialmente las mujeres, porque alimentaban esa curiosidad y ansia por lo desconocido, especialmente presenciar una ejecución pública de la realeza.
De igual modo, se puede reconocer que Abramović, se concentró en su cuerpo como su eje de producción y de algún modo es similar la situación de María Antonieta, pues se centraba especialmente en su cuerpo, el cual era representación y eje de todo lo que separaba a los nobles de los plebeyos, era en quien había trabajado, cuidado, educado toda su vida, era el portador de cuantiosas sumas económicas, ocupaba gran parte de lo que reconocía como “sus prioridades”.
Según la “adecuación al fin” expresada por Tomás de Aquino, para que algo sea bello se necesita proporción e integridad, que lo que conforma eso que pretende ser bello, contenga todas sus partes, por eso es que un cuerpo mutilado es considerado feo; es precisamente elemento de los performances de Abramović, la mutilación, el dolor, los cortes, laceraciones y demás que hacen un llamado. Si la belleza hace parte de la “colaboración mutua entre las cosas” ¿cómo podría ser María Antonieta vista como alguien bello si la comunión era algo que se encontraba cada vez más inalcanzable?
En la gran mayoría de los retratos que se encuentran, se puede apreciar la suntuosidad de los trajes de la época, detalles con los que el arte refleja la realidad y que conforman la imagen de lo que en la época se consideraba, bello y atractivo. De esta manera se constituye la imagen de La Reina de manera positiva como un objeto agradable, dotado de gracia que conlleva a la aprobación general en un comienzo; el adorno por su parte tomó fuerza con el tiempo y se constituyó en una de las palabras que pueden identificar a la reina, pues eran fuentes fundamentales que resaltaban su belleza.
Pero ¿acaso importaba el concepto de fealdad en los portadores de la corona?
A los 14 años de edad viaja María Antonieta a Francia a conocer a su futuro esposo, del cual se llevó gran decepción al verlo, pues su físico no era agradable ante sus ojos, pero al respecto ninguno de los dos podía hacer nada; otro pequeño problema fue que para el gusto francés, Antonieta tenía un gran defecto, su labio inferior, heredado de los Habsburgo, el cual para la familia del futuro rey de Francia resultaba desagradable. Ahora bien, esto se veía completamente reducido ante los trajes, el dinero, lo decorativo, el poder que representaban, así que la belleza se basó en criterios políticos y sociales, lo cual es tomado en “la redención romántica de lo feo” dentro del módulo, “el dinero, en la medida en que posee la propiedad de comprarlo todo, de apropiarse de todos los objetos, es el objeto por excelencia.
La imagen del sujeto público es susceptible de ser interpretada en cualquier momento, de modo que Pudo haber sido concebido como una especie de “performance” de María Antonieta el momento en el que Posó para un retrato con un vestido de muselina, muy ligero, despojada de joyas y llevando una rosa en la mano, ya que en la imagen quería mostrarse más sencilla, como una nueva persona, más humana y que se encontraba motivada a reflejar su cambio, pero la respuesta fue el rechazo generalizado del pueblo. Hubo críticas por su vestimenta que incluso llegaron al punto de tildarla de querer retar y burlar al pueblo posando en ropa de dormir. “el arte no representa sólo el cuerpo sino también el alma” (concepción de belleza espiritual en Sócrates ya planteada en Demócrito- apuntes de clase de estética de la imagen).
Esto se asemeja con el comienzo de la carrera de marina Abramović, la cual sufrió grandes rechazos y señalizaciones por parte de muchos espectadores que no lograban tener una experiencia estética, pues se reusaban a encontrar el sentido del que sus performances se encontraban dotados, pero difiere en que gracias a la concepción de que “las cosas pueden ser bellas porque se adaptan a su fin”, Abramović ha podido conectarse con los espectadores, acercándose al público y haciendo de sus performances actos que contribuyen a que el sujeto se cuestione por sucesos que la mayoría ignoran o pretenden ignorar.
A pesar de que se puede establecer como diferencia entre estas dos mujeres que una pretende entablar un “dialogo energético con sus espectadores” y la segunda enmarca la gran brecha entre la masa y la realeza, las dos han logrado acercarse a su “publico”, que tienen una experiencia estética con esos sujetos que los acercan a la realidad, directamente tocan a las mujeres con sus planteamientos, como el papel de la mujer y el papel y el amor de una madre; ambas aunque son de épocas, visiones del mundo, pensamientos tan diferentes, se caracterizan por ser dos mujeres valientes.
María Antonieta fue objeto de una campaña de desprestigio a través de rumores de su infidelidad y su supuesta influencia política en las decisiones del Rey. Se crearon una serie de historias en torno a ella como la participación en el robo de un collar y la famosa frase “que coman pastel” al interpelarle sobre la falta de pan para el pueblo, ambas desmentidas, pero que sin lugar a dudas causaron un daño irreparable en su reputación. De aquí nacen varios interrogantes, ¿cómo debe el sujeto público persuadir a la sociedad para lograr una imagen aceptable?, ¿Qué esperaba la sociedad de la época de la Reina?, ¿Es real la imagen que proyectan los sujetos públicos en la sociedad?
Por otro lado durante este rastreo de información, cabe mencionar que uno de los valores sobresalientes de las obras de arte es su función de transmitir la cultura, artistas de todas las épocas plasman en sus obras el entorno, y logran captar la esencia de los objetos, los personajes y las formas, que transportan al espectador a momentos precisos en la historia. Pero que cada ser, dentro de lo que conoce y su contexto interpreta de manera singular. (La experiencia estética no se basa sólo en los sentidos, necesita de una función intelectual, un conocimiento previo). Así mismo se reconoce cómo el entorno social y cultural absorbió lo que quiso de la imagen de ese sujeto público que era María Antonieta. Y fue más poderosa la representación como una reina malvada, infiel, corrupta y despilfarradora, que el ser humano que fue.
Ante antecedentes como éste, es una de las funciones de los comunicadores de las distintas áreas, el participar con responsabilidad de la creación de imagen de sujetos públicos sin alterar ni someter a juicios subjetivos los hechos y las acciones en las que éstos estén involucrados, teniendo presente las consecuencias que acarrea una visión positiva o negativa, de un sujeto, una empresa o una comunidad dentro de la sociedad.
Esto finalmente se puede evidenciar en la película basada en María Antonieta, en ésta hay momentos simbólicos, como cuando ella sale al balcón y ante la revuelta que se encontraba frente a ella con antorchas y palos agachó la cabeza, extendió sus brazos como si el soporte del balcón fuera la guillotina. La película fue realizada en torno a rumores; cabe preguntarse si fue realizada por desconocimiento de sucesos que realmente acontecieron, o si el propósito era basarse en la concepción en parte errada que el pueblo francés y otros contemporáneos tanto de su época como en esta (S. XXI) han tenido de ella.
Realizado por:
Daniela García Osorio
Andrea Gil González
María Juliana Saavedra Marín
Catalina Ortiz Suarez